El siguiente es un aparte de los documentos en Náhuatl allegados por fray
Bernardino de Sahagún para su Historia general de las cosas de Nueva España,
donde los propios indígenas mexicanos describen minuciosamente el proceso de
fundición a la cera perdida. Los oficiales que labraban oro y plata se dividían
en dos o tres especialidades: unos eran los martilladores, amajadores o
batihojas que «labran el oro de martillo» y «no tienen más oficio que batir el
metal fino, adelgazarlo, con piedras extenderlo donde sea necesario y
laminarlo»; «otros se llaman ajustadores» que Sahagún considera artistas porque
al parecer repujaban, ensamblaban y engastaban; «otros se llaman tlatlalianime
que quiere decir que asientan el oro o alguna cosa en el oro o en la plata y
estos son verdaderos oficiales que por otro nombre se llaman tolteca y son «los
fundidores» del metal fino». Los dibujos originales y el dictado hechos por los
principales indígenas datan de 1548 a 1561; la obra española de Sahagún, de
1582, no contiene este texto que fue traducido del Náhuatl por el padre Ángel
María Garibay para la edición de 1956 por Editorial Porrúa (tomo 3, págs.
67-72). Los dibujos que publicamos provienen de la copia del Códice Florentino,
muy posterior.
miércoles, 26 de julio de 2017
lunes, 3 de julio de 2017
Una historia del trabajo de los metales
La vida moderna es
posible gracias a que conocemos los metales y sabemos cómo usarlos. Estos soportan
nuestros edificios y puentes, nos permiten volar, navegar y desplazarnos,
sustentan la producción industrial y el comercio. Con los metales medimos el
tiempo, hacemos monumentos, rendimos culto, nos adornamos, producimos arte y
hacemos la guerra. Pero esto no ha sido siempre igual.
Antiguamente no se
conocían los metales. Cuando se descubrieron y se aprendió a trabajarlos cambió
la vida de los pueblos. La historia de los metales se inició hace cerca de
nueve mil años en el Próximo Oriente. El primer metal utilizado fue el cobre;
en Palestina y Anatolia los antiguos pobladores martillaron trozos de cobre
nativo para formar herramientas. En los siguientes siglos se aprendió a extraer
cobre de los minerales y mezclarlo con estaño para formar bronce.
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